viernes, 1 de febrero de 2013

Carta (abierta) de amor y dolor a Lolita de Cospedal

“Lolita, luz de mi vida, fuego de mis entrañas. Pecado mío, alma mía. Lo-li-ta: la punta de la lengua emprende un viaje de tres pasos desde el borde del paladar para apoyarse, en el tercero, en el borde de los dientes. Lo. Li. Ta…”. Eras Lo, sencillamente Lo, por maitines: metro setenta de mármol griego con tacones. Eras Lola con traje de Prada ante el micrófono, gloriosa institutriz del mediodía. Eras Mariloli en Albacete. Eras Dolores –ay!– al castigarme. Pero en mis sueños eras siempre, serás siempre Lolita... [Sigue leyendo en POCAVERGÜENZA]. 

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