lunes, 2 de febrero de 2015

A. Muñoz Molina o la "necesidad de ver"




A sus veintitantos, treinta años, cuando trabajaba como funcionario de cultura en el Ayuntamiento de Granada (época de su vida que retrata ferozmente en Como la sombra que se va: casi como una expiación), Antonio Muñoz Molina se daba cuenta de que “era visible de manera intermitente: la gente sólo me veía cuando le interesaba algo de mi trabajo. Era el hombre invisible intermitente”... [Entrevista para eldiario.es]

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