lunes, 12 de marzo de 2018

Obras y sombras (Bukowski, Anne Frank, Machado)


Consuelos y anhelos de don Antonio Machado



En mi soledad
he visto cosas muy claras 
que no son verdad

Muchas, demasiadas veces necesitamos que alguien nos diga esas palabras.

En nuestra soledad, cuando caemos, castigados por nadie, en el sótano de nuestra conciencia, cuando todo se tizna de sombras y sólo vemos pájaros de luto, necesitamos que alguien nos tome la cabeza, nos mire a los ojos; nos recuerde, enjugándonos las lágrimas, que eso tan claro que estamos viendo no es verdad: sólo las sombras de marioneta que bailan al son del miedo.

(Necesitamos, demasiadas veces, que alguien nos recuerde que el miedo es sólo un bufón haciendo muecas, espantándonos de las puertas de los caminos que llevan a los mejores sitios: dijo alguien, alguna vez.) [Sigue leyendo]


Anne Frank: la adolescencia proscrita



Todos los adolescentes son extraños en este mundo. Para este mundo. Todos, antes o después, de una forma u otra, con timidez o máscara de arlequín, sin hacer ruido o con vocación kamikaze, se ven arrojados a los márgenes, a un territorio de soledad del que serán los habitantes exclusivos. Expulsados de la infancia, separados de ella como si alguien les hubiera arrancado de un sueño que no pudieran recordar ya, se encuentran de bruces en un sitio de nadie, ni siquiera de ellos, con vistas a las alambradas del mundo adulto. Durante varios años tratarán, con mayor o menor fortuna, de salir de ahí. Y algunos intuirán allá al fondo que las palabras mágicas que abrirán la puerta –la alambrada última– serán la respuesta a una pregunta bien jodida: ¿Quién carajo soy?  [Sigue leyendo]


Bukowski: huye, corre, huye de las avenidas de la muerte



No, no son las grandes cosas, los Sucesos Mayúsculos de la vida, los que generalmente envían a alguien al manicomio: “es la serie continuada de pequeñas tragedias”; 

no la muerte de su amor
sino un cordón de zapato que se desata
cuando no queda tiempo... 
El espanto de la vida
es ese enjambre de trivialidades 
que pueden matar más rápido que el cáncer
y que siempre están ahí

A dentelladas. A arañazos. A zarpazos ciegos de callejón que nunca escucha nadie y que tratarás luego de olvidar rápidamente, pues algo decidió que salieras vivo de allí –de momento; todavía sigues vivo, sin embargo, no sabes cómo, por qué. Para qué... [Sigue leyendo]

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