miércoles, 1 de abril de 2009

Decíamos ayer

Ahora piensas que es imposible, que jamás volverá a sucederte, que se acabó la fiesta y no quedan ya cartas que reparta nadie en la mesa para ti. Ni una mísera gota de vino en la alacena. Ahora piensas –quizás- que eres invisible, que ni la música te oye, que el mundo es un lugar vacío, que eres un muerto que no muere todavía, póstumo de ti mismo y de algo que estuvo junto, y se rompió, y ya no existe. Ya lo sé. Y no sabes lo que te entiendo. Ni lo candorosa que me parece tu tristeza. Has mirado ahí fuera? Es Abril. Anda la vida quitándose la ropa hasta quedarse en cueros en los atardeceres malvas de allá lejos. En el cristal donde la nieve revelaba nada hace semanas, ahora resbala un sol de promisión que custodia todos los secretos que te irán siendo susurrados por la luz, uno a uno, poco a poco, durante los meses del escándalo en los balcones. Aún no lo sabes, no puedes pensarlo aún, pero ahí fuera andan trabajando a destajo los obreros del azar y del misterio para pintar el mundo de nuevo para ti. No es broma: para ti solo. Y el día menos pensado, sin apenas darte cuenta, saldrás a la calle con los ojos llenos y el pulmón en calma y una sonrisa a tientas muy vieja, muy íntima. Saldrás a la calle como quien funda, después de una guerra, una ciudad. Entonces, y sólo entonces, verás de nuevo. Subirás desde las catacumbas de tu conciencia a habitar tus ojos otra vez. Y sólo entonces dejarás tú mismo de ser invisible. Pues irás reconociéndote en los rostros, se te irá ventilando el alma de par en par, se te irá pegando a la ropa, como el liquen, la miel de las esquinas de la que habla el más Grande.

La miel de las esquinas: ese día, uno cualquiera, lo que ahora es un perfume asesino de emboscada se convertirá en dos ojos muy ciertos, muy antiguos, que te pregunten de dónde vienes, niño, qué de lejos. Pensando que estabas cerrado por derribo, de pronto sentirás cómo se te vienen abajo para siempre las ruinas del corazón, y en su lugar se levanta majestuoso un templo limpio de sol y de memoria. También limpiarás tu casa, de arriba abajo, para que ni una sombra descuidada ensucie la nueva aventura, que ha de llegar a tu cama virgen de reproches y miedos, de cuentas pendientes, de pasado y de futuro. Se te poblará el hogar de pájaros, de fruta, de música. Harás el amor como si fuera la primera vez, y las golondrinas muertas de la almohada se levantarán de nuevo para habitar entre los libros de versos que ya no te harán falta. No lo podrás creer, no podrás decírtelo ni en voz alta en el espejo, por no romper el hechizo. Pero será eso, sí, no habrá duda: será que te habrán devuelto el mes de Abril.

Claro que (y esto sí que lo sabes bien) todo se acaba. Todo tiene su final para comenzar de nuevo desde las cenizas. De modo que quizás, algún día, otro muy distinto, vuelvas a verte, a mil veces verte, como el pobre Sísifo: con la roca macabra del amor de nuevo a los pies de la montaña, y preguntándote cómo pudo –otra vez- sucederme a mí. Volverán entonces la nieve, el temblor, la mudez pavorosa. Vendrá otro vendaval a arrasar el templo que creías sagrado, se enfriará tu cama, se te acabará el pan. Te quedarás tú solo, otra vez, con tu ternura. Para entonces, sin embargo, aunque más cansado, también serás más sabio. Sabrás que sólo es cuestión de tiempo, paciencia, coraje, humildad, que regrese el sol a acariciarte las manos y la memoria. Y entenderás que es un error que hoy sigas habitándote en el laberinto de ahí dentro, y no ahí fuera en la terraza. Pues hoy, de nuevo, es Abril. Qué más da lo que arrastraste ladera arriba, lo que te queda por arrastrar. Abre los ojos, sal a la calle, mira la luz, la música, los mil ojos nuevos de esta ciudad que ya es otra muy distinta y sin invierno. Quizás hoy mismo te la vuelvas a cruzar en la esquina de siempre, llena de miel. Y te preguntes cómo es posible, que pasaras todos los días a su lado, y no la vieras. Sea cual sea su nombre.



5 comentarios:

Trini dijo...

Genial.

Anónimo dijo...

Y te prometo que si te vuelvo a ver
Tan hundido trataré de hacer
Lo imposible por ponerte una sonrisa
Pero una vez más desaparecerás
Y aunque alguien se pueda extrañar
Yo sabré entender, Mr Carrusel
Sabré entender tus prisas.

:-)

Anónimo dijo...

...También limpiarás tu casa, de arriba abajo, para que ni una sombra descuidada ensucie la nueva aventura, que ha de llegar a tu cama virgen de reproches y miedos, de cuentas pendientes, de pasado y de futuro...

:)

Catadora de sabores dijo...

" Y entenderás que es un error que hoy sigas habitándote en el laberinto de ahí dentro, y no ahí fuera en la terraza."

Cuando el miedo se acabe conseguiremos volver a vivir. Es la segunda vez que leo esta entrada que llega por casualidad (o no , nunca se sabe) a traves de Fb. Felicidades por volver a tirarnos de las orejas de un modo tan bonito.

Cuidate!

Miguel A. Ortega Lucas dijo...

Gracias a ti. Saber que hace uno algo útil de vez en cuando es casi lo único que justifica estos delirios :)

Un beso