viernes, 25 de enero de 2013

De curas que no ponen la otra mejilla

Joaquín Sánchez, el cura que ha parado 202 desahucios
"Lo que es un milagro es que la calle no haya estallado todavía. Y es que hemos descubierto que somos muy dóciles. Está costando mucho derrumbar tanta sumisión".
Quien así habla, meditando en su taza de café, sentado al atardecer en un bar de la localidad murciana de Cieza, no es, en estricto sentido, un revolucionario. Tampoco un sociólogo, o un analista; siempre ha preferido este hombre los rostros a los números. Su aspecto no se distinguiría del de cualquier trabajador de cualquier barrio de España, pero lo cierto es que Joaquín Sánchez Sánchez, nacido en Bullas hace 51 años, diplomado en Educación Social y amante del cine y la lectura, es sacerdote. Aunque gaste bufanda en vez de alzacuellos. [Reportaje para eldiario.es]

4 comentarios:

angel almela dijo...

El Cura Joaquín es un ejemplo de compromiso y honestidad que le dignifica como hombre, muy lejos por otra parte de los que como él también llevan el sacerdocio a los palacios, las catedrales y los bancos.
Me uno al homenaje que le brindas con esta entrada, Miguel, es justo y debería hacernos pensar en sus palabras: somos muy do-ci-les...¿por qué?

Miguel A. Ortega Lucas dijo...

Hola, Ángel; un gusto tenerte por aquí

Somos dóciles, sí. Pero yo tampoco tengo la explicación a eso, quién la tiene. Aunque sospecho que son muchas a la vez. Para empezar -y como Joaquín me dijo también-, lo han hecho muy bien desde 'arriba', para mantenernos embobados a base de juguetitos o envoltorios sin nada dentro (en otra entrada reciente, 'Cortarse las venas', hablaba un poco de esto). Para continuar, no es tanta la gente que conserva la capacidad de asombro ante la infamia, me temo. Y para acabar -por resumir-, lo que siempre pasa al final es que la gente con buena educación siempre calla y otorga más que la otra, y así nos la meten, doblá o bien recta (la señora Cospedal y su cara de granito, otra musa mía, es un claro ejemplo de cómo la gente sin moral ni vergüenza alguna nos gana a diario la partida: simplemente, se siente prefectamente legitimada para hacer y decir cualquier barbaridad o mentira histórica, porque sabe que nadie la va a mandar a la mierda; aunque seguro que le daría igual, aun así: como decía Millás, "la pinchas y no sangra". Ella y toda esa gentuza de la mafia).

Un abrazo

Conrado Navalón dijo...

Creo que ha calado muy profundamente en nuestra conciencia la convicción de que personal y socialmente "no somos nadie"; nos han arrebatado la capacidad de valorarnos positivamente lo que nos lleva a la resignación e indiferencia, a ser dóciles como corderos. Creo que la solución está en las aulas en su sentido más amplio: allí donde hay tres personas que hablan puede haber un aula. Joaquín es un buen ejemplo del poder que se tiene cuando creemos en lo que hacemos. Y este blog también es una buena aula. Un abrazo Miguel

Miguel A. Ortega Lucas dijo...

Pues sí, amigo Navalón: todo empieza ahí, en el aula. Por eso les conviene tanto, en el fondo, que aumente el número de analfabetos funcionales. Pero siempre habrá más 'aulas', fuera o dentro, como dices, y mal que les pese. Un abrazo